martes, 14 de octubre de 2014
FORMULA 1 BLING BLING
Se hace muy difícil escribir en este blog de Formula 1 sabiendo que, a día de hoy, a la Formula 1 le falta algo, está incompleta. La F1 sigue su ostentoso camino dejando atrás a uno de sus miembros, uno de sus integrantes, uno de sus pilotos, una de sus estrellas, Jules Bianchi. El joven francés sigue luchando por su vida en un hospital cercano al circuito de Suzuka en Japón, pero el gran circo no se detiene. Como suele decirse, el espectáculo debe continuar. Desde estas líneas quiero mandarle muchísimo ánimo, fuerza y apoyo a Jules y a toda su familia para superar este momento tan complicado. Ojalá pronto lleguen mejores noticias y podamos ver a Jules tal vez no conduciendo un monoplaza, pero si en los alrededores del paddock, sonriendo y aportando esa luz que ahora mismo parece que se ha apagado. También quiero pedir disculpas a todos los seguidores y lectores de Formula Paddock Blog por no haber cumplido con las tareas habituales la semana pasada. En ese momento todo lo deportivo me parecía absolutamente irrelevante, y hablar sobre títulos, batallas en pista, resultados o números me hubiera parecido frío e irrespetuoso. Espero sinceramente que lo comprendáis. Dicho esto, y en cierta manera con la mente aún dándole vueltas a lo sucedido durante el Gran Premio de Japón, iré entrando en materia en este nuevo artículo que me dispongo a escribir. Un nuevo artículo en el que quiero reflejar el desprecio que va aumentando progresivamente dentro de mi hacia este falso deporte que hace ya mucho que dejó de serlo, la Formula 1. Una empresa, un negocio, el patio de recreo de un octogenario inmoral y ambicioso sin ningún tipo de escrúpulo al que lo único que le interesa son los billetes que engrosan su maldito bolsillo, Bernie Ecclestone.
Se dice que la Formula 1 es la máxima categoría en la competición del automovilismo, la referencia en el mundo del motor, que está rodeada de glamour y de belleza. Cada fin de semana en los diferentes Grandes Premios vemos a la élite de la sociedad, celebridades paseándose por la parrilla, jefes de estado y figuras importantes haciendo sus actos de presencia ante el público. Tal vez sea la máxima expresión y la referencia en su modalidad, pero sobre todo en el último año yo lo único que veo es postureo, intereses económicos descarados que ni siquiera se molestan en disimular y un sinfín de estupideces, no puedo expresarlo de otra forma, que hacen que mi percepción de este negocio se haya visto realmente alterada hasta un punto totalmente inaceptable.
No quiero remover de manera excesiva el trágico suceso que vivimos hace poco más de una semana, durante el cual he de decir también que hemos sido testigos, una vez más, de esa especie de censura que imponen la FIA y la FOM cuando no quieren que su imagen se vea perjudicada por algo que ellos mismos han provocado. Creo que lo que le pasó al pobre Jules Bianchi fue no solo fruto de la tremenda mala suerte, sino también, entre otras muchas cosas que seguramente sabremos más adelante, de la irresponsabilidad de unos cuantos que no hacen bien su trabajo o que solamente miran por sus propios intereses. Creo que no soy el único que piensa que en la F1 hace mucho tiempo que se le da más prioridad al espectáculo que a la propia seguridad, dejando claro que hoy en día es increíblemente segura, si, pero aquel accidente nos volvió a recordar que al fin y al cabo son los pilotos los que se juegan la vida en la pista cada vez que suben a un monoplaza.
Mas allá de lo acontecido en Suzuka, y sin querer divagar aún más al respecto, hay muchas más circunstancias que demuestran el auténtico objetivo de este supuesto deporte, que no es si no aumentar los ingresos en la mayor medida posible. No importa cómo, la máxima por la que se rige el señor Ecclestone debe ser aquella que dice que el fin justifica los medios, y si el fin es hacer crecer el volumen de su cuenta bancaria, independientemente de cualquier otro efecto, los medios están más que justificados. Como primer ejemplo podría poner la celebración del Gran Premio de Europa a partir del 2016 nada más y nada menos que en Azerbaiyán, concretamente en la capital, la ciudad de Baku. Si, todo muy europeo. Esto es algo que me ha parecido absurdo, ilógico y porque no decirlo, estúpido desde el principio. Pero no pasa nada, porque seguramente el bueno de Bernie se habrá asegurado su porción del pastel. Recuerdo una imagen muy significativa, y un tanto cómica también he de decir, que viví en directo durante la retransmisión de unos entrenamientos libres de una jornada de viernes en Bahrain, si mi mente no me traiciona. Lamentablemente no sabría especificar el año o concretar aún más el suceso, pero el hecho en si se dio como voy a explicar ahora. Antonio Lobato y su equipo se encontraban narrando aquella sesión, mientras tanto las cámaras de la realización decidieron dejar de centrarse en lo que pasaba en la pista para mostrarnos una de las típicas imágenes del paddock en la que figura algún personaje famoso. En aquel caso era el propio Bernie Ecclestone. El susodicho salía de uno de los edificios que conforman el paddock con su pulcra camisa blanca, ajeno a las cámaras que le esperaban en el exterior. Comenzó a caminar y una de las cámaras le acompañaba. En el momento en que Ecclestone se cercioró de que su imagen estaba siendo emitida en directo a nivel mundial se le ocurrió la genial e hilarante idea de sacar un pequeño fajo de billetes de su bolsillo y removerlos entre sus manos, como si estuviera contando la cantidad que en ese momento llevaba encima, y no hablo de billetes de cinco euros. Lo que para el vendría siendo lo que el ciudadano de a pie denomina "calderilla". Yo me lo tomé con sentido del humor, pero demostraba la actitud de este personaje, y como ya he dicho, era una instantánea muy significativa de la percepción que al menos yo tengo de el y de su negocio. El negocio de la Formula 1.
No quisiera terminar este artículo sin comentar también algunas de las situaciones surrealistas que hemos vivido recientemente, durante el Gran Premio de Rusia celebrado hace poco más de 48 horas, el primero en la historia del gran circo. Está claro también cuales son los motivos que han llevado a Bernie Ecclestone a organizar un Gran Premio en Sochi, sobre todo teniendo en cuenta la situación que se está viviendo no muy lejos de allí en los últimos meses. Durante las últimas vueltas de la carrera del domingo la realización dejaba de mostrarnos en varias ocasiones lo que estaba sucediendo en pista, que hay que decir que era más bien aburrido, para mostrarnos imágenes que no venían a cuento del anciano propietario de la F1 con el mismísimo Vladimir Putin, paseando por el paddock hacia una grada privada acompañados de todo su séquito. Además de ofrecernos varias imágenes de estos dos personajes caminando por los alrededores del circuito, también nos deleitaban con momentos intermitentes de sus charlas ya en sus respectivos asientos VIP. Tal vez habían acordado que el señor Putin debía cumplir una serie de minutos en pantalla, no lo se, pero desde luego ver a estos dos individuos conversando amistosamente era cuanto menos curioso. También me pareció de lo más oportunista, descarado e irrespetuoso el hecho de que engañaran a todo el mundo con ese momento de silencio que se iba a guardar en honor a Jules Bianchi para de repente escuchar el himno de Rusia. ¿Que cojones era eso?. Perdón por la expresión, pero no se me ocurre otra manera de expresar mi asombro ante tal desfachatez. Tal vez estuviera también pactado que el himno de Rusia debía interpretarse ante un silencio absoluto y con todo el mundo firme, pero utilizar como excusa ese gran momento que se le estaba dedicando al piloto francés era totalmente inhumano, hablando en plata. Inmediatamente después de que terminara el himno los pilotos formaron un corro entre todos y guardaron silencio de nuevo, como una especie de reivindicación de lo que ellos realmente pretendían. La realización tampoco quería mostrarnos en exceso ese momento. En una palabra, despreciable.
Así es la Formula 1 de hoy en día, o al menos esta es la percepción que yo tengo de ella. La percepción de que dejó de ser un deporte hace mucho tiempo y hoy es tan solo una fuente de ingresos para unos pocos, motivo por el cual muchas veces se olvida lo realmente importante. Porque como ya he dicho al principio, el espectáculo, lamentablemente, debe continuar.
Eder Vega
Formula Paddock
14/10/2014
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