La carrera del pasado domingo en Albert Park fue, a nivel personal, la más divertida de los últimos años y con una gran diferencia respecto al resto. El Gran Premio inaugural en Australia no suele defraudar, y esta vez no iba a ser el caso tampoco. He de decir que no suelo estar muy de acuerdo con las decisiones de la FIA y que últimamente, en lo que a espectáculo en pista se refiere, no están siendo muy acertados como ya pudimos comprobar el sábado durante la clasificación, pero la decisión de añadir un tercer compuesto de neumáticos ha sido para mí una de las claves más importantes, entre otras. Desde el momento en el que se apagaron las cinco luces rojas hasta que se ondeó la bandera de cuadros un servidor estuvo pegado a la televisión, literalmente. Sorpresas en la salida, luchas en pista, errores, accidentes que nos dejaron con el corazón en un puño, jovencitos inmaduros dejando constancia de dicha inmadurez a través de la radio, en resumen, que tengo la sensación de que ni siquiera nos dió tiempo para aburrirnos. Comenzamos con el primer artículo como tal de la temporada 2016.
Algo inesperado ya desde el mismo inicio de la carrera fue la salida de los dos Ferrari, en especial la de Sebastian Vettel. El teutón conseguía ganarles la posición a los dos Mercedes en los primeros metros y antes de llegar a la primera variante ya se había colocado en primer lugar. Cierto es que Lewis Hamilton patinó en exceso y perdió mucho terreno y que el británico no supuso un problema para el alemán que milita en el equipo de Maranello. Este se emparejó con Nico Rosberg y le adelantó antes de la primera curva. Y fue en esa primera curva donde las dos flechas plateadas volvieron a tener un pequeño encontronazo. Fue entonces cuando Kimi Räikkönen sacó tajada, colocando así a los dos Ferrari liderando la carrera e incluso ganándoles ventaja a los de Brackley, los vigentes campeones del mundo. Rosberg caía a la tercera posición mientras que Hamilton descendía hasta la sexta, obligándole después a tomar ciertos riesgos de cara a la estrategia. El joven Max Verstappen se colocó cuarto con su Toro Rosso y más tarde le puso las cosas complicadas al propio Hamilton, que no conseguía adelantarle en pista y así se lo trasladaba a sus ingenieros por radio. Después Verstappen se convertiría también en protagonista de la carrera, eso si, de manera negativa al menos en mi humilde opinión. Fue en la vuelta 16 cuando el tricampeón británico decidió entrar a boxes, pero no sin antes taponar ligeramente a su compañero de equipo, que iba en persecución de Sebastian Vettel. Hamilton optaba por colocar el compuesto más duro de los tres disponibles para afrontar la carrera a una sola parada. Arriesgando ya desde el primer Gran Premio.
Poco después, concretamente en el giro 17, nos daba un tremendo vuelco al corazón, por lo menos a mí, al ver uno de los accidentes más aparatosos que yo recuerde de los últimos años. El choque en el que se vieron involucrados Esteban Gutiérrez y Fernando Alonso y en el que el asturiano se llevo con creces la peor parte. Yo, honestamente, me quedé pálido y con la boca abierta, tal cual. El piloto de McLaren Honda cometía un error de cálculo, como el mismo admitió después, y se tocaba con el Haas del mexicano, perdiendo irremediablemente el control de su monoplaza y chocando contra el muro en primera instancia, lo que después le hizo salir disparado hacia la grava y entonces fue cuando empezaron las vueltas de campana y la tensión. El coche parecía ir desintengrándose poco a poco en el aire y finalmente chocaba contra las protecciones de la escapatoria y caía boca abajo, dejando, más que un coche, un amasijo de hierros y fibra de carbono. Al ver como quedó el coche, e incluso antes de que nos mostraran ninguna repetición desde la realización televisiva de la carrera, yo me temía lo peor, sinceramente. Tremendo fue el alivio de este que os escribe cuando entre el monoplaza siniestrado y las protecciones, en un pequeño hueco que el piloto aprovechó, vimos a Fernando Alonso salir por su propio pie. Entonces respiré tranquilo. Más tarde, cuando pudimos ver la repetición del accidente, no me creía que tras semejante trompazo el asturiano pudiera haber salido ileso. En shock y con algunas contusiones mínimas, si, pero ileso. Así fue. Finalmente la cosa se quedó en un susto y unas cuantas costillas doloridas. Esperemos que en la próxima carrera podamos ver al bicampeón asturiano de nuevo al 100%. Quisiera hacer una mención especial a Esteban Gutiérrez y el gran gesto que tuvo preocupándose por el estado del de McLaren por la radio nada más chocar y después no separándose del piloto español, muy atento a su estado físico. Así concluía el Gran Premio para estos dos pilotos, pero a los espectadores aún nos quedaba mucha carrera por delante. Se mostraba entonces la bandera roja y todo daba un giro argumental que tiraba por los suelos cualquier ventaja que pudiera tener cualquier piloto.
Una vez reanudada la acción en pista, y a pesar de estar haciendo una gran carrera, Räikkönen se vio forzado a retirarse por un problema en su motor que nos permitía ver una bonita barbacoa sobre su cabeza, hasta el punto de que casi se le podría haber quemado el flequillo. Caía entonces uno de los dos Ferrari. El otro Ferrari también tuvo sus problemas y se resignó a perder el liderato de la carrera tras una mala parada en boxes que comprometió seriamente la situación de Vettel y le hacía caer hasta la última plaza del podio, cediéndole así la primera posición a Rosberg. Más adelante, cuando intentaba dar caza a Hamilton para colocarse en segundo lugar, el alemán del monoplaza rojo cometía otro error saliéndose de pista y perdiendo definitivamente sus opciones de adelantar al británico. Cuando estábamos acercándonos cada vez más a la bandera de cuadros era Max Verstappen el que se convertía en el protagonista, como ya os adelantaba unas líneas más arriba. Sus constantes quejas respecto a Carlos Sainz, intentando hacer ver que era más rápido que el, cosa que no era cierta, y que el español estaba perdiendo muchísimo tiempo al no adelantar a los que tenía delante, evidenciaron totalmente su corta edad. Después incluso cometía un error que le hacía perder comba respecto a los pilotos que tenía delante. A mi personalmente no me gustó nada la actuación del holandés de Toro Rosso y creo que aún le queda mucho por madurar y aprender. Por aquello de que por la boca muere el pez, básicamente. Llegaba la bandera de cuadros. Nico Rosberg se llevaba la victoria perseguido por Lewis Hamilton y Sebastian Vettel. Romain Grosjean conseguía acabar en sexta posición con su recién estrenado Haas para llevarse ocho suculentos puntos en el debut del equipo americano. Carlos Sainz y Max Verstappen finalmente terminaban noveno y décimo, respectivamente. Vamos, que soy consciente de que me dejo muchísimas cosas en el tintero, pero a la carrera no le faltó de nada y un servidor se divirtió, y mucho, desde el principio hasta el final.
En definitiva, el sabor de boca que se me quedó cuando terminó el Gran Premio de Australia 2016 fue muy pero que muy agradable, algo que realmente hacía mucho tiempo que no pasaba en esa dinámica aburrida en la que estaba cayendo la Formula 1 en sí. Esperemos por el bien de este deporte que este no haya sido un caso aislado. Ahora solo nos queda esperar a la próxima cita del calendario en Bahrain en apenas dos semanas y, si no es mucho pedir, que sea cuanto menos igual de divertida que su predecesora, porque de ser así estoy seguro de que este mundial promete ser realmente interesante por varios y diversos motivos. Como ya es habitual en gran parte de los martes de mi vida, muchísimas gracias a todos los que estáis al otro lado por dedicar unos minutos en leerme. ¡Hasta dentro de dos semanas!
Autor:
Eder Vega
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