No sé a vosotros, pero a mí la carrera del pasado domingo en Monte Carlo me pareció realmente interesante y divertida. Con algunas excepciones, eso si. Ya he comentado varias veces que más allá del glamour, el postureo, lo especial y lo histórico del Gran Premio de Mónaco las 78 vueltas del domingo por lo general me suelen parecer monótonas, y esto es debido a que el 80% de su resultado se decide ya el sábado en la clasificación, la más trascendente de todo el año sin lugar a dudas. No es un circuito propicio para los adelantamientos, aunque si hace que brillen los pilotos con mejores manos y las grandes estrategias cobran mayor protagonismo. Son carreras con un enfoque diferente, al menos desde mi punto de vista. Mejor dicho, son fines de semana con un enfoque diferente, ya que el tan mítico como técnico circuito urbano de Monte Carlo tiene un buen número de características propias que lo hacen único. Pero este año el trazado monegasco nos ha brindado una bonita carrera en la que no han faltado incidentes, sorpresas y decepciones. Si, decepciones. Ya he dicho unas líneas más arriba que había algunas excepciones. Esta es mi crónica del Gran Premio de Mónaco 2016. ¡Comenzamos!
La lluvia caía sobre el asfalto y auguraba un Gran Premio de lo más prometedor al menos en lo que a espectáculo se refiere, ya que lo convertía todo en una alocada lotería, pero unos minutos antes del inicio del evento se anunciaba lo que ya era más que previsible. Podríamos considerarla como la primera decepción, la pequeña. Y esque el señor Charlie "Precavido" Whiting decidió que se diera la salida detrás del safety car. Esta decisión es discutible como en tantas otras ocasiones anteriormente. Obviamente la seguridad es lo primero, pero creo que las autoridades responsables de tomar este tipo de decisiones habitualmente se curan en salud y toman precauciones en exceso, y a lo largo de los últimos años se han cargado, por decirlo así, inicios de carrera que para nada necesitaban la presencia del famoso coche de seguridad. El momento de mayor tensión de todo el fin de semana se convierte en algo parecido a un gatillazo. Metafóricamente, claro. Y eso fue lo que pasó el domingo en Mónaco. Arrancó el Gran Premio y el safety car se mantuvo en pista hasta la vuelta 8. Durante los primeros compases de la carrera el ruso Daniil Kvyat, retornado a las filas de Toro Rosso, se resignaba a abandonar debido a problemas en su monoplaza. Posteriormente recibía una sanción que se le aplicará en el próximo Gran Premio de Canadá por exceso de flexibilidad en el fondo plano de su STR11. Poco después de que el coche de seguridad volviera al pit lane y empezaran a ondear las banderas verdes hizo presencia el otro coche de seguridad, el que no se ve, el virtual. El británico Jolyon Palmer chocaba fuertemente contra el muro en la recta principal tras perder el control de su Renault sobre un asfalto mojado y con poca adherencia. Daniel Ricciardo mantenía la primera posición con su Red Bull por delante de los Mercedes de Nico Rosberg y Lewis Hamilton. El otro piloto de Red Bull, el joven Max Verstappen, comenzaba desde el pit lane sin saber en absoluto como iba a terminar su carrera más adelante. Carlos Sainz, el único Toro Rosso superviviente, realizó una gran actuación. También Fernando Alonso con el McLaren Honda. Y qué decir de Sergio Pérez y su Force India. En la vuelta 10 el virtual safety car desapareció. Empezaba de nuevo la carrera.
Ricciardo se fue alejando de sus perseguidores, ganando terreno vuelta tras vuelta sobre Rosberg que venía frenando al pelotón. Pero en la vuelta 16 las cosas cambiarían para el piloto alemán. Mientras tanto Kimi Räikkönen nos guardaba otra sorpresa a los espectadores y a Romain Grosjean. En la curva de Loews el finlandés se pasó de frenada y se fue directo al muro, perdiendo así el alerón de su coche y montando un pequeño tapón por detrás de él. En ese momento el piloto francés de Haas, Grosjean, sufría un desgraciado encontronazo con Iceman que le dejaba bloqueado en mitad del asfalto. La verdad es que el incidente me resultó divertido. Llegaba la ya mencionada vuelta 16 y la carrera daba un pequeño giro. Rosberg sufría de problemas en sus frenos y se veía obligado a ceder la posición a su compañero de equipo, que le relegaba a la tercera posición. En ese momento se acababa la tranquilidad de Ricciardo. Y no solo eso, sino que muchos equipos decidían llamar a sus pilotos a boxes para cambiar los neumáticos de lluvia extrema con los que todos habían empezado la carrera por los intermedios. El piloto australiano de Red Bull decidía cambiar de compuesto en la vuelta 23, cediendo el liderato a Hamilton, que continuaba con el neumático full wet y siguiendo una estrategia un tanto arriesgada. Y digo esto porque mientras que todos los pilotos habían hecho ya una parada en boxes para colocar el intermedio el británico pretendía mantenerse en pista sin parar hasta que pudiera montar directamente los neumáticos de seco. Y así lo hizo. Con Ricciardo pisándole ya los talones Hamilton entró a boxes en la vuelta 31 para montar el compuesto debutante en este Gran Premio, para mí la gran decepción, el ultra-blando. Enseguida explico lo de la gran decepción. Una vuelta después reaccionaban en Red Bull y llamaban a Ricciardo a boxes para montarle el super-blando, pero el equipo de las bebidas energéticas cometió un error garrafal no teniendo los neumáticos preparados a la llegada del piloto australiano, haciéndole perder muchísimo tiempo y prácticamente todas sus opciones de victoria. A partir de ahí Daniel se mantuvo siempre en segunda posición cerca de la flecha de plata de Lewis, pero claro, adelantar en Mónaco no es sencillo. En la vuelta 35 volvían a aparecer las banderas amarillas y el coche de seguridad virtual. El motivo fue el tercer accidente del fin de semana de Max Verstappen. Su segundo choque en la misma curva, Massenet. El joven holandés terminaba así su carrera prematuramente, pasando del todo a la nada. De los 25 puntos de la victoria en España al rotundo cero del abandono en Mónaco. Así es la Formula 1. En la vuelta 37 desaparecía el coche de seguridad virtual y se relanzaba la carrera de nuevo.
En ese momento Hamilton sufrió algún problema en sus frenos similar al que tuvo su compañero de equipo previamente, lo cual le hacía rodar notablemente más lento que Ricciardo y este se le echaba encima, literalmente. En la chicane Nouvelle, a la salida del túnel, tuvieron un pequeño encontronazo en el que Ricciardo se vio obstaculizado por el inglés y su falta de ritmo. El incidente fue investigado posteriormente aunque los comisarios decidieron no tomar medidas de ningún tipo. Cuando nos acercábamos al final de la carrera, concretamente en la vuelta 53, hubo otro incidente polémico que dio salida de nuevo al safety car virtual. Los dos pilotos de Sauber chocaban en La Rascasse por precipitación de Marcus Ericsson, que tenía permiso para adelantar a su compañero, si, pero no de llevárselo puesto porque si. Felipe Nasr fue pasajero del desastre. Posteriormente los dos pilotos tuvieron que retirarse del Gran Premio. Nefasto para el equipo suizo. Y así llegabamos a la bandera de cuadros. Con Lewis Hamilton ganando su primera carrera del año por delante de Daniel Ricciardo y con Sergio Pérez ocupando la última posición del podio. Fernando Alonso terminaba en quinta posición por delante de Nico Hülkenberg, que conseguía arrebatarle la sexta posición a Nico Rosberg pocos metros antes de cruzar la meta. Carlos Sainz, que tal vez hubiera podido optar al podio de no ser por otro gran error de sus mecánicos en boxes, terminaba octavo. Una gran carrera de principio a fin que se mantiene en la línea de las que estamos viendo este año, la verdad, pero ahora voy con esa gran decepción que os adelantaba unas líneas más arriba, la del susodicho neumático ultra-blando.
Ya para poner el broche al artículo de hoy, y visto el rendimiento de los compuestos de la marca morada, violeta, púrpura o como queráis llamarla, me gustaría decir que dichos neumáticos resultaron ser una verdadera estafa. ¿Cómo es posible que tanto Hamilton como Ricciardo, el primero con ultra-blando y el segundo con super-blando, terminaran la carrera habiendo rodado con sus respectivos compuestos más de 40 vueltas?. ¿Qué tiene eso de ultra-blando?. Cierto es que Mónaco es un circuito especial con asfalto poco abrasivo y no se pueden sacar conclusiones del comportamiento de las gomas extrapolable a otros Grandes Premios, pero hombre, parece más bien que en Pirelli se han dedicado a coger el mismo neumático y pintarlo de diferentes colores. Las ruedas del coche de los Picapiedra duraban menos. También es cierto que Pirelli acostumbra a vender más humo que otra cosa, aunque ahora que lo digo esto es algo bastante frecuente en el mundillo del gran circo, así que viviremos con ello.
Y dicho esto no me queda nada más que hacer que despedirme y daros las gracias a todos los que dedicáis unos minutitos de vuestro tiempo a leernos carrera tras carrera. Siempre es un placer compartir nuestros devaneos con vosotros. ¡Hasta dentro de dos semanas!
Autor:
Eder Vega
Ricciardo se fue alejando de sus perseguidores, ganando terreno vuelta tras vuelta sobre Rosberg que venía frenando al pelotón. Pero en la vuelta 16 las cosas cambiarían para el piloto alemán. Mientras tanto Kimi Räikkönen nos guardaba otra sorpresa a los espectadores y a Romain Grosjean. En la curva de Loews el finlandés se pasó de frenada y se fue directo al muro, perdiendo así el alerón de su coche y montando un pequeño tapón por detrás de él. En ese momento el piloto francés de Haas, Grosjean, sufría un desgraciado encontronazo con Iceman que le dejaba bloqueado en mitad del asfalto. La verdad es que el incidente me resultó divertido. Llegaba la ya mencionada vuelta 16 y la carrera daba un pequeño giro. Rosberg sufría de problemas en sus frenos y se veía obligado a ceder la posición a su compañero de equipo, que le relegaba a la tercera posición. En ese momento se acababa la tranquilidad de Ricciardo. Y no solo eso, sino que muchos equipos decidían llamar a sus pilotos a boxes para cambiar los neumáticos de lluvia extrema con los que todos habían empezado la carrera por los intermedios. El piloto australiano de Red Bull decidía cambiar de compuesto en la vuelta 23, cediendo el liderato a Hamilton, que continuaba con el neumático full wet y siguiendo una estrategia un tanto arriesgada. Y digo esto porque mientras que todos los pilotos habían hecho ya una parada en boxes para colocar el intermedio el británico pretendía mantenerse en pista sin parar hasta que pudiera montar directamente los neumáticos de seco. Y así lo hizo. Con Ricciardo pisándole ya los talones Hamilton entró a boxes en la vuelta 31 para montar el compuesto debutante en este Gran Premio, para mí la gran decepción, el ultra-blando. Enseguida explico lo de la gran decepción. Una vuelta después reaccionaban en Red Bull y llamaban a Ricciardo a boxes para montarle el super-blando, pero el equipo de las bebidas energéticas cometió un error garrafal no teniendo los neumáticos preparados a la llegada del piloto australiano, haciéndole perder muchísimo tiempo y prácticamente todas sus opciones de victoria. A partir de ahí Daniel se mantuvo siempre en segunda posición cerca de la flecha de plata de Lewis, pero claro, adelantar en Mónaco no es sencillo. En la vuelta 35 volvían a aparecer las banderas amarillas y el coche de seguridad virtual. El motivo fue el tercer accidente del fin de semana de Max Verstappen. Su segundo choque en la misma curva, Massenet. El joven holandés terminaba así su carrera prematuramente, pasando del todo a la nada. De los 25 puntos de la victoria en España al rotundo cero del abandono en Mónaco. Así es la Formula 1. En la vuelta 37 desaparecía el coche de seguridad virtual y se relanzaba la carrera de nuevo.
En ese momento Hamilton sufrió algún problema en sus frenos similar al que tuvo su compañero de equipo previamente, lo cual le hacía rodar notablemente más lento que Ricciardo y este se le echaba encima, literalmente. En la chicane Nouvelle, a la salida del túnel, tuvieron un pequeño encontronazo en el que Ricciardo se vio obstaculizado por el inglés y su falta de ritmo. El incidente fue investigado posteriormente aunque los comisarios decidieron no tomar medidas de ningún tipo. Cuando nos acercábamos al final de la carrera, concretamente en la vuelta 53, hubo otro incidente polémico que dio salida de nuevo al safety car virtual. Los dos pilotos de Sauber chocaban en La Rascasse por precipitación de Marcus Ericsson, que tenía permiso para adelantar a su compañero, si, pero no de llevárselo puesto porque si. Felipe Nasr fue pasajero del desastre. Posteriormente los dos pilotos tuvieron que retirarse del Gran Premio. Nefasto para el equipo suizo. Y así llegabamos a la bandera de cuadros. Con Lewis Hamilton ganando su primera carrera del año por delante de Daniel Ricciardo y con Sergio Pérez ocupando la última posición del podio. Fernando Alonso terminaba en quinta posición por delante de Nico Hülkenberg, que conseguía arrebatarle la sexta posición a Nico Rosberg pocos metros antes de cruzar la meta. Carlos Sainz, que tal vez hubiera podido optar al podio de no ser por otro gran error de sus mecánicos en boxes, terminaba octavo. Una gran carrera de principio a fin que se mantiene en la línea de las que estamos viendo este año, la verdad, pero ahora voy con esa gran decepción que os adelantaba unas líneas más arriba, la del susodicho neumático ultra-blando.
Ya para poner el broche al artículo de hoy, y visto el rendimiento de los compuestos de la marca morada, violeta, púrpura o como queráis llamarla, me gustaría decir que dichos neumáticos resultaron ser una verdadera estafa. ¿Cómo es posible que tanto Hamilton como Ricciardo, el primero con ultra-blando y el segundo con super-blando, terminaran la carrera habiendo rodado con sus respectivos compuestos más de 40 vueltas?. ¿Qué tiene eso de ultra-blando?. Cierto es que Mónaco es un circuito especial con asfalto poco abrasivo y no se pueden sacar conclusiones del comportamiento de las gomas extrapolable a otros Grandes Premios, pero hombre, parece más bien que en Pirelli se han dedicado a coger el mismo neumático y pintarlo de diferentes colores. Las ruedas del coche de los Picapiedra duraban menos. También es cierto que Pirelli acostumbra a vender más humo que otra cosa, aunque ahora que lo digo esto es algo bastante frecuente en el mundillo del gran circo, así que viviremos con ello.
Y dicho esto no me queda nada más que hacer que despedirme y daros las gracias a todos los que dedicáis unos minutitos de vuestro tiempo a leernos carrera tras carrera. Siempre es un placer compartir nuestros devaneos con vosotros. ¡Hasta dentro de dos semanas!
Autor:
Eder Vega