Hoy continuaré desde donde lo dejé hace exactamente siete días. Esta es la segunda y última parte de nuestro viaje a Montmeló para presenciar el Gran Premio de España del año 2013. Los últimos días, los dos días grandes. Sábado, última sesión de entrenamientos libres y clasificación, la batalla por la pole position. Domingo, sobran las palabras. Lás ultimas experiencias de aquel increíble fin de semana que vivimos mi padre y yo en Barcelona. Espero que os guste. Allá va.
Sábado 11 de Mayo, 2013. La tercera y última sesión de entrenamientos libres comenzaba a las 11 de la mañana. Nuestros despertadores sonaron a las nueve, pero el cansancio que ya se iba acumulando a lo largo del fin de semana nos pasó factura. Las sábanas se nos quedaron pegadas. Nos levantamos, vestimos y desayunamos, sin prisa pero sin pausa, y nos fuimos directos al circuito. Aunque ya llegábamos tarde, unos veinte minutos aproximadamente. Durante el trayecto en coche yo veía los Libres 3 desde una aplicación de mi móvil, la cual me había descargado pocos días antes exclusivamente para escuchar las retransmisiones de Antonio Lobato y su equipo mientras seguía la acción desde mi asiento en la tribuna B. Justo en el momento en que mi teléfono sintonizaba Antena 3 Fernando Alonso pasaba por delante de nuestros asientos en el circuito saludando al público, su público. No era nada importante, pero me hubiera gustado estar en esa grada mientras el piloto asturiano saludaba a toda la afición. Lástima que nos quedáramos dormidos. Finalmente llegamos al circuito, aparcamos el coche y nos dirigimos rápidamente a los asientos numerados que nos asignaban nuestras entradas. Aún quedaban 35 minutos de sesión, había una gran cantidad de gente en el circuito y el sol pegaba con fuerza. El ambiente iba creciendo conforme los días pasaban y las gradas iban adquiriendo un color rojo cada vez más intenso. Yo no podía dejar de grabar con mi cámara de vídeo en ningún momento. Enseguida se me olvidó el hecho de haberme perdido unos minutos de sesión y disfruté al máximo del tiempo restante. Mi padre se movía de un lado a otro en busca del mejor ángulo mientras capturaba a los monoplazas con su cámara de fotos. Se veía venir un amplio reportaje audiovisual para compartir con la familia y los amigos a nuestro regreso. A las doce finalizó la sesión y decidimos abandonar nuestros asientos para seguir visitando las instalaciones del circuito, aún nos quedaba mucho por ver. Durante nuestro paseo hicimos una parada en una de las muchísimas tiendas de merchandising oficial que se encuentran por todo el recinto. La idea era comprar unos cuantos regalos para nuestros familiares, un bonito recuerdo de nuestro paso por Montmeló. Tras adquirir los presentes optamos por volver a la tribuna B para presenciar el siguiente evento, la clasificación de la Porsche Mobil 1 Supercup. Era algo que nunca habíamos visto, y uno no está en Montmeló con motivo del Gran Premio de España todos los días, así que nos fuimos para allá. Fue diferente e interesante. No tenía nada que ver con Formula 1, obviamente, pero nos divertimos mucho durante la media hora que duró el evento. Tras la clasificación de los Porsche disponíamos de poco más de una hora libre hasta que diese comienzo, por fin, la clasificación de la Formula 1, el fuego real, la primera lucha por la pole que íbamos a presenciar en persona. Nos fuimos a comer a uno de los restaurantes que teníamos más cerca. Servían hamburguesas, perritos calientes, patatas fritas, en fin, el clásico menú de comida rápida. Nos sentamos en un tranquilo merendero ubicado cerca de nuestra grada y nos dispusimos a disfrutar de nuestros perritos calientes, eso si, a precio de oro. Cuando quisimos darnos cuenta ya era hora de volver a nuestros asientos, faltaban pocos minutos para el comienzo de la Q1. Y el semáforo por fin se puso en verde para señalizar el inicio de la clasificación. La actividad en pista no varió demasiado en los primeros minutos debido a que muchos equipos decidieron demorar sus salidas a pista con el objetivo de ahorrar neumáticos de cara a la carrera. A los cinco minutos los coches empezaron a salir de sus garajes, todo volvía a la normalidad. He de decir que era bastante más difícil seguir la clasificación desde las gradas que desde la televisión de mi habitación. A pesar de tener una pantalla gigante relativamente cerca y estar escuchando los comentarios de Antonio Lobato y Jacobo Vega en mi teléfono móvil, aunque dichos comentarios me llegaban con unos 40 segundos de retraso. Los pilotos apretaban y exprimían sus monoplazas mucho más que en las sesiones de entrenamientos, se podía ver a kilómetros de distancia. Se notaba en el paso por curva, en la manera de cambiar de marchas, en las trazadas. Era latente que ya había algo importante en juego, las posiciones de salida para la carrera del día siguiente. Cada vez que el Ferrari F138 de Fernando Alonso pasaba por delante de nuestra tribuna, o de cualquiera de las tribunas del circuito, el público se levantaba eufórico y el ruido aumentaba considerablemente, y no solo por los decibelios del motor Ferrari 056. El ambiente era increíble, se podía respirar y sentir todo el apoyo que las gradas transmitían hacía el piloto asturiano. Al finalizar la clasificación muchos preguntaban al de al lado "¿Quién ha hecho la pole?", otros preguntaban "¿Cómo ha quedado Alonso?". Unos cuarenta segundos después escuché desde los auriculares de mi móvil a Antonio Lobato narrando la pole position de Nico Rosberg, piloto de Mercedes, y el quinto puesto de Fernando Alonso. Nos quedamos con un sabor de boca un tanto amargo, pero nada empañaba las ganas que teníamos de vivir la carrera al día siguiente. Un quinto puesto no estaba mal del todo, y el ritmo que Ferrari había mantenido todo el fin de semana era prometedor. Había sido otro día de provecho. Volvimos al hostal y repusimos todas las fuerzas posibles para el ansiado Domingo, la esperadísima carrera. No teníamos ni idea del grandísimo día que nos esperaba.
Domingo 12 de Mayo, 2013. Por fin había llegado el día que tanto habíamos estado esperando. Todo lo anterior en aquel momento me parecía tan solo un pequeño preámbulo de lo que se avecinaba en el horizonte. Mi indumentaria del equipo Ferrari esperaba colgada en las perchas de nuestra habitación. En sus bolsillos estaban nuestras entradas. Lo teníamos todo preparado, ya que inmediatamente después de la carrera partiríamos de vuelta hacia Bilbao con la idea de evitar largas caravanas que ralentizasen nuestro viaje de vuelta. Para nosotros el día empezó a las diez de la mañana. Al ser festivo el bar del hostal en el que desayunábamos todas las mañanas estaba cerrado, así que decidimos parar en otro bar que había de camino al circuito para desayunar y coger fuerzas, las íbamos a necesitar. A las 11:45 estaba programada la carrera a catorce vueltas, alrededor de media hora, de la Porsche Mobil 1 Supercup, y al haber presenciado la clasificación de la misma el día anterior nos picaba la curiosidad. Fue la manera perfecta de abrir boca. Vimos salidas de pista, múltiples batallas entre diferentes pilotos, en resumen, muchísima acción en pista. Todas las categorías de las que fuimos espectadores durante todo el fin de semana más allá de la Formula 1 nos habían dejado muy buen sabor de boca. Apenas quince minutos después de la carrera de los Porsche tuvo lugar el famoso "driver's parade", el desfile de los pilotos por la pista saludando a todos los aficionados. El objetivo de mi videocámara era testigo de todo lo que pasaba frente a nuestros asientos. Poco antes de llegar a nuestra zona Fernando Alonso detuvo su vehículo para acercarse a la Pelousse y saludar de cerca a todos los aficionados que estaban alli ubicados. Fue un gran momento incluso viéndolo desde la pantalla gigante. Nira Juanco también pasó saludando desde otro coche detrás de todos los pilotos. El número de espectadores que presenciaban la carrera desde el circuito ascendía a la cifra de 94.800, era increíble. Era una inmensa marea roja, y el ambiente era inmejorable. Tras el desfile de pilotos decidimos abandonar nuestros asientos para trasladarnos a las inmediaciones de la tribuna B y comernos unos bocadillos, el último tentempié antes de la carrera, nuestra última comida en Montmeló. La cantidad de banderas de Ferrari iba creciendo, las camisetas rojas, las gorras... el Circuit de Catalunya se tiñó literalmente de rojo. Se acercaban las dos de la tarde, era hora de tomar asiento por última vez y, sencillamente, disfrutar de lo que nos deparase el asfalto catalán. Mi cámara seguía grabando sin perderse detalle, iba a dar comienzo la vuelta de formación y ya notaba mi corazón latiendo en mi garganta, los nervios y la emoción me embargaban. Se oía perfectamente el ruido de los motores en la recta principal desde donde nos encontrábamos nosotros. Podía visualizar a los pilotos haciendo los clásicos "burnouts" sin mirar la pantalla gigante, solamente por el sonido que abarcaba todo Montmeló. Los coches se apelotonaban delante de nosotros en la curva 12 mientras calentaban sus neumáticos y completaban todos los preparativos previos al gran momento. Ya estaban todos los pilotos colocados en sus posiciones de parrilla, era cuestión de segundos. Las luces del semáforo se encendieron, y progresivamente se fueron apagando una a una. 5,4,3,2,1... ¡y por fin arrancó el Gran Premio de España 2013! Los primeros metros del asturiano fueron muy buenos aunque parecía haberse quedado estancado en la recta, pero al menos mantuvo la posición. Al pasar la curva 2 le cogió el exterior a Kimi Räikkönen, emparejándose con el y adelantándole finalmente, y después a Lewis Hamilton, consiguiendo ganarle también la posición al piloto inglés a la salida de la curva 3. Recuerdo perfectamente mis palabras en aquel momento como si hubiera pasado ayer mismo, "Cuidao ahí! cuidao! va! va! va!". Si, muy profundo. No cabía dentro de mi. La salida y las primeras curvas habían sido tremendas, aún escribiendo estas líneas y recordando el momento se me pone el vello de punta. Alonso se había colocado tercero, la carrera había empezado bien. Justo delante de nosotros Romain Grosjean empezó a tener problemas con su rueda trasera derecha, que finalmente le obligaron a retirarse. Todas las vueltas en las que Alonso rodaba pegado al alerón trasero de Nico Rosberg las vivía como nunca había vivido una carrera por televisión. Sencillamente no había color. Cuando llegaron las primeras paradas en boxes y Alonso consiguió ganarle la posición al alemán Sebastian Vettel la afición de todo Montmeló se levantó y rugió a la vez. Y cuando consiguió adelantar a Rosberg para liderar la carrera tras 13 vueltas el ruido ya era insuperable, eclipsaba incluso el sonido de los motores V8 de los monoplazas. Y aún quedaban 53 vueltas por delante. De repente vimos como la rueda trasera derecha del Caterham de Giedo Van der Garde se desprendía del coche y salia rebotando por la escapatoria de la curva 10, camino de la grava. Los comisarios salieron corriendo de su puesto de control para recogerla. Todo ello quedó reflejado en mi cámara de vídeo. La experiencia de vivir la carrera en persona no tenía comparación posible con ninguna otra cosa. Numerosas batallas tuvieron lugar frente a nosotros, la verdad es que la ubicación que nos ofrecían nuestras entradas me dejó más que satisfecho. Las vueltas se iban completando y nos acercábamos al final, Fernando Alonso estaba cada vez más cerca de llevarse la victoria en el Gran Premio de casa, y nosotros íbamos a presenciarlo en nuestra primera vez. Demasiado bonito para ser cierto. El público se levanto y todos vivimos las últimas vueltas de pie, la ocasión lo merecía. Alonso pasó por delante de nuestra grada, ya estaba hecho. Vuelta 66, bandera de cuadros, ¡victoria para Fernando Alonso en el Gran Premio de España! Mi sensación era indescriptible. No me podía creer que hubiera visto ganar a Fernando Alonso, conduciendo un Ferrari y en el mismísimo Gran Premio de España, todo ello en la primera vez que yo iba a un circuito de Formula 1 como espectador y gran aficionado. Increíble. Fernando Alonso pasó por la curva 12 y por delante de nuestros asientos por última vez luciendo una bandera española que le había pasado un comisario de carrera. Menudo momentazo, no tenía palabras. Quería que aquello no acabase nunca. En ese momento tocaba abandonar definitivamente el circuito de Montmeló para poner rumbo de nuevo a casa. El camino hacía el coche también fue entretenido, con cánticos de victoria, banderas de Ferrari, Asturias y España ondeando por todas partes. La marea roja abandonaba el Circuit de Catalunya en avalancha. Aquel día sabía que iba a dormir mejor, había conseguido vivir una de las experiencias que más me habría gustado y que aún así jamás habría imaginado que viviría. El broche de oro a un fin de semana que había sido inolvidable. Justo antes de ponernos en marcha nos hicimos la última foto en Montmeló, en el aparcamiento. La última instantánea de un fin de semana que no olvidaremos nunca, una experiencia que he compartido aquí con todos vosotros, que espero de todo corazón haberlo hecho correctamente y, sobre todo, que os haya gustado.
Quiero aprovechar la ocasión para dar las gracias a todos los que me seguís y me leéis todas las semanas, no os podéis hacer una idea de cuanto significa para mi. Porque Formula Paddock no sería nada sin sus seguidores, que ya son unos cuantos. Aquí tenéis también, como broche final a este artículo especial de dos partes con motivo del Gran Premio de España de este fin de semana, el vídeo editado por mi mismo resumiendo aquel fin de semana del año 2013 tan emocionante, que compartí con mi padre y que nunca podré olvidar. Un saludo para todos y muchísimas gracias.
Eder Vega
Formula Paddock
06/05/2014
Piensa que eres muy afortunado,ser la primera vez que asistes a un circuito a ver Fórmula 1 repito Fórmula 1.....y poder ver en tu país a tu piloto favorito en tu escudería favorita estando en lo más alto del podio.......eso generalmente no tiene precio.......maravillosa historia narrada genial como siempre........un fuerte abrazo y no nos desampares..........sigue contándonos la Fórmula 1 desde tu punto de vista tan bueno o mejor como el del Mas excelente profesional
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