martes, 18 de marzo de 2014

POCO RUIDO... Y POCAS NUECES



Ante todo quiero dar las gracias a todos nuestros seguidores en Twitter, por el apoyo que hemos recibido y la aceptación que ha obtenido Formula Paddock, lo cual nos motiva aún más para seguir adelante. En este momento tengo el placer de inaugurar nuestro blog oficial, una forma de explayarnos más allá de los 140 limitados caracteres que nos ofrece la red social, la manera perfecta de expresar nuestra opinión y sobre todo acercárosla a todos los que nos leéis. Sin más dilación procedo a explicar la que viene siendo mi impresión tras la primera carrera de la temporada 2014 de Formula 1, Australia, una carrera de la que no puedo decir que me haya dejado con mal ni buen sabor de boca, simplemente la he tragado, y la realidad es que no ha dejado ni siquiera un ligero regusto.

Ante tanto cambio en el reglamento técnico y deportivo, además de la estética, me encontraba más que expectante y ansioso por ver a los nuevos coches rodar, por ver lo diferentes que podrían ser las carreras, las estrategias, los neumáticos, en fin, todo el conjunto de novedades que se presentaban y anunciaban el mayor cambio en la Formula 1 de los últimos años. Pues bien, mi pregunta es, siempre desde el punto de vista del aficionado, de la persona que vive las carreras a través de su televisor, ¿Ese cambio ha servido realmente para mejorar el espectáculo? Yo, personalmente, habiendo visto tan solo una carrera creo que lo que han conseguido es volver hacia atrás y reducir en gran medida el espectáculo y la emoción que habían ganado las carreras en los últimos años. La implantación del DRS, los neumáticos que te obligaban a hacer tres o cuatro paradas con todas sus alternativas y diferencias entre equipos, todos esos alicientes que habían añadido recientemente y con los que si habían acertado a la hora de aumentar la tensión de cara al espectador, desaparecieron el pasado domingo cuando se apagaron las luces del semáforo de Albert Park. Las vueltas se iban sumando y en ocasiones me costaba seguir el ritmo de la carrera, y no porque fuera demasiado rápido, como acostumbraba a ser la Formula 1, sino por todo lo contrario. Los coches eran lentos, no sonaban, no había adelantamientos, no había degradación en los neumáticos ni diferencia de estrategias, era un monótono vuelta a vuelta que pasaba por delante de mi silenciosamente y sin ningún impacto. No había emoción, si acaso un atisbo durante la salida, en ningún momento me levanté eufórico para celebrar nada, ni por la tensión que me impedía mantenerme sentado en el pasado, no había nada que realmente me mantuviese pegado a la pantalla, tan solo la curiosidad y el deseo de que de una vez por todas pasase algo aunque fuese minimamente interesante, pero ese algo no llegaba, independientemente de los abandonos por fiabilidad que transcurrieron durante la carrera, que eran de esperar.

Y así, tras 58 vueltas que se convirtieron en 57 debido a la vuelta de formación extra que tuvieron que dar los pilotos, llegamos a la esperada bandera de cuadros, esperada porque aquel "espectáculo" necesitaba un final. Un final de carrera que resultaba impredecible unos días antes por los tres hombres que conformaban el podio, aunque uno de ellos más tarde fuera descalificado, pero no por ninguna otra cosa, en absoluto.

No soy ningún experto en Formula 1. Escribo estas lineas desde el punto de vista de un espectador, de un aficionado, y mi sincera opinión es que todos los cambios que han introducido para esta temporada no han mejorado la categoría reina en absolutamente nada, de hecho, han alterado por completo el concepto que teníamos de ella, lo que era en sí la Formula 1. La máxima prestación posible, la alta velocidad, los adelantamientos, el espectáculo, palabra que tanto se repite en este mundillo, ya no son lo que eran. El domingo pasado en Melbourne los coches eran mucho más lentos, no hacían ruido, prácticamente no variaban las posiciones, los neumáticos eran muy conservadores y las estrategias eran casi idénticas en todos los equipos. En resumen, y siempre desde mi punto de vista personal, a la F1 de hoy en día le han arrebatado todos los acicates que tenía y la hacían atractiva hasta convertirla en un tipo de competición totalmente distinto al que era hasta el año pasado. Básicamente, poco ruido... y pocas nueces.


Eder Vega
Formula Paddock
18/03/2013

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