lunes, 31 de marzo de 2014

EL DÍA DE LA MARMOTA



El pasado domingo se celebró el Gran Premio de Malaysia, segunda cita del campeonato mundial de Formula 1 2014, y honestamente he de decir que me pareció igual de aburrido e insípido como lo fue hace dos semanas el Gran Premio inaugural de Australia. Dicho esto también he de añadir que mis expectativas no son precisamente altas en lo referente al siguiente encuentro del calendario, el Gran Premio de Bahrain. Al ritmo al que se mueve la Formula 1 este año lo más interesante podría ser contemplar la puesta de sol ante el silencioso y monótono paso de los monoplazas por el trazado de Sakhir.

El semáforo se apagó en Sepang y apenas hubo grandes variaciones en la parrilla al ondear la bandera de cuadros, a excepción del número de abandonos que tuvieron lugar durante el evento dominical, que fue bastante similar al de la cita anterior en Melbourne. Lewis Hamilton se escapó y ganó la carrera con una ventaja considerable. Detrás de el acabó su compañero Nico Rosberg, que no pudo con el ritmo del inglés en ningún momento, y cerrando las posiciones de podio estaba el tetracampeón Sebastian Vettel, demostrando que Red Bull sigue estando ahí y que ahora mismo probablemente sea el segundo mejor equipo del Paddock. Volvimos a echar de menos los adelantamientos, que brillaron por su ausencia. Pirelli volvió a curarse en salud y decidió llevar compuestos pétreos a Kuala Lumpur para no convertirse de nuevo en el foco de atención de todos los medios que rodean al gran circo. En resumen, otra carrera exenta de alicientes y que a mi al menos no me transmitía ningún tipo de emoción. Lo más destacable de la carrera para mi sería la desobediencia descarada exhibida por Felipe Massa durante las últimas vueltas en su "lucha" con Valtteri Bottas. Lo escribo entre comillas porque el equipo le pidió que dejara pasar al finlandés ya que su ritmo era bastante mejor y podría haber dado caza, en teoría, a Jenson Button, que se encontraba a pocos segundos por delante de ellos. El brasileño afirmó tras la carrera que había escuchado las órdenes de su equipo, pero decidió ignorarlas para hacer su propia carrera. No voy a extenderme sobre el caso concreto de Massa, solo decir que personalmente creo que hacía muchos años que no tenía nivel para estar en Ferrari aún siendo, como era obvio, un segundón. Pero vista su actitud y también su rendimiento en los últimos años lo que ahora me planteo es el hecho de que tal vez el piloto paulista estaría mejor viendo las carreras desde el cómodo sofá de su casa. Yo no le echaría de menos, sinceramente.

Pero hay algo que realmente me desagrada en mayor medida cuando me olvido de todo lo anterior y me fijo únicamente en un equipo, el más mítico de la parrilla, la gran Scuderia. Si, estoy hablando de Ferrari. Llega un momento en el que me pregunto si lo que estoy viviendo es real o, por el contrario, si me está pasando algo parecido a lo que le sucedía al actor Bill Murray en la película, traducida literalmente, "El día de la marmota". Pasan los años pero la historia siempre es exactamente la misma. Desde las altas esferas que dirigen el imperio rojo prometen a los aficionados cada año que van a dar la talla, pero siempre se quedan más que cortos. Desde que Fernando Alonso conduce para la escudería del Cavallino ha tenido que luchar prácticamente desde el inicio de la temporada con un coche difícil, inestable, que ni de lejos era el más rápido y en ocasiones daba muestras de ni siquiera llegar a ser competitivo. Creo que nadie puede negar el hecho de que si Ferrari ha ocupado las posiciones que ha ocupado en la tabla al finalizar cada campeonato desde el año 2010 ha sido única y exclusivamente por las grandes actuaciones del asturiano durante las carreras de los Domingos, pero cuando el piloto se queja de que en el equipo no hacen bien su trabajo el presidente Montezemolo le da un fuerte "tirón de orejas", como lo denominaron varios medios de comunicación. Tengo la sensación de despertarme cada mañana y revivir la misma historia una y otra vez, los mismos problemas, los mismos resultados, las mismas promesas... Hagamos un breve repaso. En 2010 el título se escapó en la última carrera a causa de la picardía de los ingenieros de Red Bull y la inocencia de los de Ferrari. En 2011 no hubo batalla, Red Bull y Vettel gozaron de un cómodo dominio durante todo el año mientras que Ferrari sufrió con un coche mediocre. En 2012 tampoco acertaron con el monoplaza y aunque el asturiano lo llevó al límite el título volvió a esfumarse en un final de temporada de infarto en Brasil. El año 2013 fue cuanto menos polémico. La Scuderia empezó el mundial siendo uno de los equipos más fuertes, pero los numerosos cambios de neumáticos realizados por Pirelli y el magnífico desarrollo de Red Bull obligó a Alonso a conformarse con volver a ser subcampeón. Acaba de comenzar la temporada 2014, y lamentablemente ya se puede vislumbrar cual será el camino a seguir del Cavallino Rampante.

En Ferrari quieren pero no pueden, no llegan, y no se si llegarán algún día porque parece que hay algo que les hace sufrir una enorme y terrible ceguera. Si después de tantos cambios a nivel interno en el equipo la situación no ha variado en absolutamente nada tal vez sea porque esos cambios deban hacerse en otros aspectos, y me vienen dos nombres a la cabeza, dos personas que no creo que le estén haciendo ningún bien a la Scuderia y que serían los primeros a los que yo reemplazaría y enviaría al cómodo sofá de Massa para que vieran las carreras junto a el, Luca Di Montezemolo y Stefano Domenicalli.


Eder Vega
Formula Paddock
31/03/2013

1 comentario:

  1. Una vez mas .....totalmente de acuerdo. ...con un matiz...yo considero mas trascendental la falta de emoción con que ha comenzado este ""desespectaculo""de la Fórmula 1.....que las posibles opciones de victoria o de relativa igualdad entre las escuderias punteras y Ferrari. ....que como bien decis....desde el 2010......estan en una deriva en la que solo Fernando Alonso es capaz de ver un rumbo que cumpla con los objetivos de la scuderia...........

    ResponderEliminar