martes, 11 de noviembre de 2014

UN BICAMPEÓN SIN FORTUNA



Ya solo queda una carrera para que todo se decida, tan solo un Gran Premio para que la actual temporada finalmente cierre el telón al ritmo que marque la puesta de sol en Abu Dhabi. En apenas dos semanas conoceremos definitivamente el nombre del campeón del mundo de Formula 1 2014. Lewis Hamilton o Nico Rosberg. El británico igualaría a Fernando Alonso, entre otros, y se colaría en la lista de pilotos con dos títulos mundiales. El alemán conseguiría entrar en la lista de los campeones del mundo ganando su primer título. 55 vueltas. 305 kilómetros. Esa es la distancia que a los dos pilotos de Mercedes les queda por recorrer para coronarse. Veremos como acaba esa batalla y como afecta la polémica doble puntuación que se aplicará en Yas Marina. Desde luego, promete.

Pero hoy mi intención no es hablar sobre la lucha por el mundial, si no otra muy diferente. Ya dije la semana pasada que esta recta final de temporada, personalmente, carece de interés y está siendo ensombrecida por diversos motivos, el más importante de todos sigue luchando por su vida en un hospital de Japón. Mi propósito es intentar expresar y reflejar a través de este teclado la que viene siendo mi opinión acerca de la trayectoria de cierto piloto de Formula 1, de los más grandes que ha visto este "deporte", a pesar de lo que muchos digan. Un español, un asturiano, un bicampeón: Fernando Alonso.

El título de este artículo resume perfectamente la esencia de lo que voy a detallar de aquí en adelante, por lo que ya os habréis hecho una idea de cual podría ser mi enfoque. Muchos estarán de acuerdo, otros estarán totalmente en contra. En este mundillo nunca llueve a gusto de todos y es fácil que haya discrepancias, diferencias de opiniones e incluso discusiones acaloradas, pero obviamente cada cual es libre de expresar su opinión y como tal deben ser respetadas, ante todo. Dicho esto, lo que yo básicamente creo es que Fernando Alonso ha tenido la mala fortuna de estar siempre en el lugar incorrecto y en el momento equivocado, lamentablemente. A día de hoy el actual piloto de Ferrari podría ser pentacampeón del mundo, y eso es un hecho. Consiguió sus dos títulos con el equipo Renault en 2005 y 2006, desde entonces ha seguido luchando y ha tenido opciones de llevarse otros tres títulos más. Concretamente hablo del año 2007, en el que el título se escapó por una gestión interna desastrosa en McLaren. Todos sabemos lo que pasó aquel año. Los dos mundiales restantes pudo haberlos conseguido vestido de rojo, el que siempre ha dicho que era su gran sueño. Pero ese sueño nunca se llegó a cumplir. En 2010 y 2012 el ovetense peleó hasta la última carrera por llevarse su tercera corona. En 2010 tuvo que resignarse a dejar escapar dicha corona vuelta tras vuelta en favor de Sebastian Vettel porque los italianos no supieron tomar las decisiones adecuadas en el momento oportuno. Ocurrió en la noche de Abu Dhabi. Frustrante. En 2012 la batalla también se prolongó hasta la última cita del calendario. En aquel caso el escenario fue Brasil, lugar en el que Fernando se coronó dos veces hace ya mucho tiempo. La carrera sobre el asfalto de Interlagos fue una de las más emocionantes y divertidas que recuerdo en los últimos años. Una de esas carreras que te mantienen pegado al asiento, aunque en mi caso la tensión me impedía mantenerme sentado. En la primera vuelta parecía que todo estaba hecho, después de la mala salida de Sebastian Vettel y su posterior accidente en la cuarta curva, en la que se lo llevaron por delante y cayó hasta la última posición con algunos daños en su monoplaza, aunque no fueron suficientes para afectar al rendimiento de aquel RB8 diseñado por Adrian Newey. El alemán finalmente remontó para acabar en sexta posición mientras que Fernando Alonso cruzaba la bandera de cuadros en tercer lugar. Fue un podio amargo. Aquel resultado le era suficiente al piloto de Red Bull y finalmente se llevó el gato al agua en una carrera con condiciones climatológicas cambiantes y no exenta de polémicas en los días posteriores. De nuevo, frustrante. Tras aquel Gran Premio de Brasil 2012 se me quedó grabada una imagen en la mente, una imagen que seguramente todos los que estéis leyendo esto también conoceréis. Sebastian Vettel celebraba su tricampeonato nada más bajarse del monoplaza. Los pilotos se acercaban a felicitarle, una muchedumbre de periodistas y fotógrafos le rodeaba, sus mecánicos y otros miembros del equipo le vitoreaban. Mientras tanto, a unos pocos metros del festejo, se encontraba Fernando Alonso, observando atentamente con la mirada fría, atónita, inmóvil. Daba la sensación de que estaba en una especie de trance, era una imagen realmente reveladora. Estaba contemplando como otro título se le acababa de escapar habiéndolo tenido de nuevo tan cerca, y no podía ocultarlo. Aquella mirada hablaba por si sola. Fue el último mundial por el que el español ha podido luchar, y esperemos que no sea el último.

Tras saborear la gloria con Renault probó suerte con Mclaren. Aquello no podía fallar. La escudería británica era por aquel entonces la más fuerte de la parrilla y Alonso sabía que estaría luchando el mundial, pero las cosas se complicaron y no pudo ser. Después tuvo un par de años de transición, de nuevo en Renault, en los que el mismo ha afirmado varias veces que a pesar de estar muy lejos de la batalla por el campeonato aprendió y maduró mucho como piloto. Finalmente llegaba a Ferrari con la esperanza de volver a saborear la gloria con el mejor y más mítico equipo de la Formula 1. Lo de mítico no se lo puede quitar nadie, pero de lo de ser el mejor equipo de la parrilla no quedaba nada, en absoluto. Fernando Alonso ha demostrado estar siempre por encima del coche que la Scuderia le ha proporcionado, hasta el punto de llegar a poner en evidencia e incómodo ridículo a los italianos. Su travesía junto al Cavallino Rampante llega a su fin, ese tercer título tan ansiado y que esperaba conseguir junto a Ferrari todavía no ha llegado, ni llegará, y aún no sabemos oficialmente cuales serán los colores que vestirá el asturiano el próximo año. Espero que no se repita la experiencia y no volvamos a ver a Alonso llegando al lugar erróneo en el momento inapropiado.

Así es. En esencia esa es la frase que utilizaría yo para describir la trayectoria de Fernando Alonso en la Formula 1. Estar en el peor lugar y en el peor momento. Aunque esas circunstancias en ocasiones se escapan al control de cada uno, lamentablemente. Creo que con el paso de los años ha demostrado y hemos podido ver carrera tras carrera el nivel al que rinde el asturiano. Si le consideran uno de los mejores de la historia de la F1 y sin duda el mejor de la actual parrilla no es por casualidad. Pero también hemos podido ver como la suerte no le ha sonreído. Rara vez lo ha hecho. Por todo ello es por lo que creo que Fernando Alonso, a pesar de ser uno de los más grandes, es un bicampeón sin fortuna.


Eder Vega
Formula Paddock
11/11/2014

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